Estrés post-vacacional


A la mayoría de nosotros nos cuesta un poco volver a tomar el ritmo de cada día al volver de las vacaciones. Es como cuando hemos parado un motor y tardamos un tiempo en vencer la inercia y ponerlo a trabajar a su ritmo normal. 
Pueden aparecer problemas psicosomáticos habitualmente leves, como dolores de cabeza o musculares, malas digestiones, falta de concentración y cansancio que suelen desaparecer a los pocos días. 

Nuestro físico ha sufrido cambios con las vacaciones hemos cambiado los hábitos alimentarios, los horarios y hemos hecho más o menos ejercicio del habitual. Seguramente hemos subido un poco de peso porque nos hemos permitido algún exceso en forma de refrescos o helados y probablemente volvemos muy morenos por prolongadas exposiciones al sol. 

Por todo ello es aconsejable dedicar unos días al cuidado personal antes de reincorporarnos al trabajo. 

Un poco de dieta equilibrada nos servirá para recuperar el peso ideal. Totalmente desaconsejado pretender bajar esos escasos kilos en dos días, porque provocaremos inevitablemente flacidez muscular y descolgamientos, especialmente en zonas de abdomen, muslos y glúteos. 

Si se ha alterado nuestro ritmo de sueño o nos notamos nerviosos, unas infusiones de valeriana, pasiflora o lúpulo antes de dormir nos ayudarán a relajarnos. 

Si nos sentimos cansados, probablemente necesitemos una aportación extra de minerales y vitaminas.

Para casos de falta de tensión muscular o pequeñas contracturas deberemos suministrar magnesio y/o potasio sea en la alimentación o en forma de preparados naturales. 

Recomendamos tener un especial cuidado con nuestra piel que la exposición al sol ha castigado, resecándola y favoreciendo la aparición de pequeñas arrugas. Si no hacemos nada, dentro de unos meses esas arruguitas se consolidarán definitivamente. 

Nuestros tratamientos para rehidratar y nutrir la piel se componen, en primer lugar de una exfoliación (peeling) que favorecerá su renovación, tanto a nivel facial como corporal, eliminando las células muertas de la epidermis y preparándola para que la acción de los productos sea más eficiente. Después aplicaremos los aceites esenciales, sueros o cremas más apropiados para cada tipo de piel. 

En todos los casos aconsejamos siempre la visita a un profesional que trate su caso de forma personalizada.
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